¿Por qué Amor Propio?

Para mi, significa vivir para nosotras mismas, ponernos de prioridad, escucharnos, construir lo que queremos para nuestras vidas, valorar nuestras capacidades, conectar con el placer de estar vivas y experimentar diversidad de emociones y vivencias. Valorarnos por el hecho de estar vivas, valorar nuestros logros, crecimientos, apreciar lo que nuestro cuerpo nos permite hacer, aceptarnos tal cual somos, integrando nuestras luces y sombras

Considerando que nacimos en un mundo que constantemente nos exige, que nos discrimina o violenta si no cumplimos con ciertos estándares, resulta sumamente complejo sentirnos seguras de nosotras mismas, por lo que creo que es un proceso que se construye a diario, en donde cuestionamos nuestras creencias y desaprendemos. Me hace sentido conocer nuestra historia, reconciliarnos con nosotras mismas, entender que aprendimos muchas inseguridades, que somos dignas de amor, buen trato y que hoy somos quienes podemos entregarnos ese amor y protección incondicional.

Considero que es una forma de habitarnos, lo cual es sumamente personal, no creo en verdades absolutas o que exista un deber ser de cómo enfrentar nuestras vidas o la relación con nosotras mismas. A mi me hace sentido buscar fortalecer el amor propio como una forma de vivir mejor, lo cual debiese ser acompañado por un sistema que promueva desde la infancia una buena relación con nosotras mismas 

Ante el sistema patriarcal, amarnos es un constante desafío y con amarnos no me refiero a que nos guste nuestro físico,  porque puede que eso ocurra o no, me refiero a luchar por lo que creemos justo desde nuestro sentir, a ser rebeldes en forjar nuestras individualidades lejos de querer encajar con las exigencias patriarcales en torno a cómo deberíamos ser, situándonos cómo prioridad, defendiéndonos y luchando para que exista un sistema que promueva el respeto por la diversidad corporal y la igualdad entre las personas,  eliminando cualquier forma de discriminación o violencia contra las mujeres. 

Lo significo como apañarme en mis constantes fluctuaciones emocionales, escuchar mi cuerpo, abrazarme fuerte en mis días y momentos difíciles, tomar decisiones a pesar de que sean difíciles, pensando en mi primero

Históricamente a las mujeres se nos ha impuesto una forma de comer, una dieta para lograr X cuerpo, en base a eso, muchas han pasado toda su vida sintiendo temor y culpa en torno a la comida, viéndola como un medio para cambiar su peso, forma y tamaño corporal.  Esta es una forma silenciosa de ejercer violencia contra las mujeres, forma que incluso es muchas veces disfrazada en salud, en donde se idealiza la baja de peso cómo señal de éxito y sinónimo de ganar salud, lo cual es sumamente riesgoso, uno de los factores de riesgos principales para desarrollar un trastorno de conducta alimentaria o al menos situaciones problemáticas con la alimentación y nuestros cuerpos.

Existe amplia evidencia que nos señala que la forma de nuestro cuerpo no es nuestra elección, es el resultado de muchísimos factores que van más allá de la actividad física y la alimentación. 

Considerando lo anterior, que se nos exija  a todas tener un cuerpo hegemónico y entregar nuestra salud mental a costa de obtenerlo, es sumamente injusto y violento. Todas tenemos diferente genética, funcionamiento metabólico, neuroendocrino, crianza, acceso a la salud, nivel socioeconómico, etc. 

Ante eso, propongo una alimentación amorosa, como escucha constante de nuestro ser, alimentación libre, lejos del deber ser, cerca de nuestra propia identidad, escuchando si tenemos hambre, si estamos satisfechas, en donde elegimos según nuestras preferencias y construimos una relación sana con la alimentación, y con nosotras mismas, comiendo sin culpa, sin remordimientos, la cual potencie el disfrute y auto escucha. 

Entendiendo que la alimentación puede dejar de ser nuestra enemiga, que no es nuestra culpa las miles de dietas no terminadas o sin resultados que esperábamos, porque no éramos nosotras el problema, el problema es la cultura de la dieta que te hace creer que las dietas funcionan y que te faltó fuerza de voluntad, que fuiste tú la que una vez más fallaste. 

Propongo una forma de trabajar en donde veamos todo lo que sí estás haciendo por sentirte mejor, en donde creemos estrategias para sentirte más plena, más tranquila y más sana considerando salud física y mental.